19 jul 2010

Soja, Drogas y Azafatas en Villa María

En las afueras de Villa María, el gobierno nacional está construyendo un aeropuerto con dudosos beneficios para la gente. Aclaremos: nosotros jamás vamos a estar en contra del desarrollo tecnológico en materia de transporte, sin embargo, en una Argentina donde se ha profundizado el modelo neoliberal agro-minero-exportador, teniendo como consecuencias altas tasas de mortalidad infantil por hambre y enfermedades curables, millones de pobres, veinte muertos por jornada en accidentes de tránsito, e insoportables saqueos a bienes estratégicos como el petróleo, las aguas del subsuelo y las reservas metalíferas, creemos que la construcción de un aeropuerto en el sur de Córdoba es tan incoherente como el famoso tren bala. Observemos: Villa María se encuentra en un área de agricultura y ganadería intensivas, que condicionada por el contexto internacional y las políticas de los últimos gobiernos fue dejando de ser una de las principales cuencas lecheras, para transformarse en una capital de la patria sojera. Durante los años de Menem se introdujo la producción transgénica y desde ese momento la soja se extendió como el primer cultivo agrícola del país, abarcando 18 millones de hectáreas y esperándose para este 2010 una producción superior a los 50 millones de toneladas, golpeando duramente la soberanía alimentaria y el suelo de los argentinos. En este sentido, la historia nos enseñó que cuando los imperialismos necesitaron materias primas contaminantes y destructivas, América Latina estuvo a sus servicios dejándose manosear por tristísimos galanes: recordemos las cañas de azúcar en el nordeste de Brasil, el algodón en México y el café en Colombia. Ahora los imperios necesitan soja y Argentina posee notables condiciones para su producción, luego, Argentina debe hacer soja y regalarla a los dueños del mundo, quienes a su vez nos venderán tecnología en acuerdos estratégicos que nos dejarán más fundidos que antes. Pero volvamos a los copilotos y las turbinas. La nueva estación aeroportuaria surgió de un convenio firmado por Vialidad Nacional y Municipalidad de Villa María, teniendo un costo de 29 millones de pesos y adjudicada por Electroingeniería, una turbia socia del kirchnerismo. La pista será de 2100 metros, permitiendo el aterrizaje de aviones Hércules y Boeing 737, priorizando el desarrollo del corredor agroalimentario y/o sojero de la región, siendo acompañada por una superficie cubierta de 762 metros cuadrados donde pulularán los shoppings, 775 metros de hangares, un obsevatorio meteorológico y un edificio para bomberos. Parafernalia acorde a la vulgaridad vivida.
Ahora bien, que vayamos como ganado a esos mercados para mirar un par de aviones y adquirir un televisor con el cual verlo a Tinelli nos puede alarmar, pero lo que realmente nos preocupa, es la desfachatez de estos tipos que planean hacer un aeropuerto para sacar soja y profundizar el esquema de dependencia, en vez de reconstruir un tendido ferroviario o usar esa plata para fabricar un barco granelero. No podemos dejar de pensar en cómo, sabiendo las problemática nacionales, una persona elige hacer un aeropuerto para comercializar porotos cuando hay otro a muy pocos kilómetros, en Córdoba; y un río navegable a 300 kilómetros: el Paraná. No obstante, existe un elemento que no hemos tocado y que puede servir para continuar dándole vueltas al asunto: la falopa. En el año 2001 según informes de El Diario del Sur de Córdoba sabíamos que el conglomerado Villa María-Villa Nueva de 88.810 habitantes (INDEC, 2001), escondía más de 25 mayoristas de cocaína y 100 punteros que distribuían la droga en distintos lugares de las dos orillas, comercializando por aquel entonces 5.000.000 de dólares anuales, los cuales hoy, casi diez años después, se han multiplicado varias veces. Por último, veamos algunos datos de Villa María que la volverían una ciudad óptima para la distribución de estupefacientes hacia todo el país por vía terrestre y aérea: en el año 1872 estuvo a punto de ser declarada capital de la República porque era prácticamente el centro geográfico del país; actualmente es una ciudad de paso, cruzada por las rutas nacionales 9 y 158. La ruta 9 la une hacia el sureste con Rosario y Buenos Aires; hacia el noroeste con Córdoba, Tucumán, Salta, Jujuy y Bolivia, convirtiéndola en una inexorable posta durante cualquier viaje por las zonas más pobladas del país. La ruta 158, por su parte, es uno de los principales corredores de transporte entre Brasil y Chile. Todas estas circunstancias, entonces, nos hacen sospechar bastante de las nobles intenciones de Cristina Fernández, Eduardo Accastello y los empresarios aeronáuticos.

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